martes, 3 de mayo de 2016

Yaracuy

San Felipe

Monumento al Indio Yaracuy por Alejandro Colina
Monumento al Indio Yaracuy por Alejandro Colina

La ciudad de San Felipe es la capital del estado Yaracuy. Fue fundada en el año de 1729 y reconstruida totalmente a partir de 1812 a causa del terremoto que sacudió al país y destruyó completamente la ciudad. A partir de su fundación se convirtió en uno de los centros económicos más importantes de Venezuela por estar en una de las regiones agrícolas más ricas del país. Si bien, su preponderancia con respecto a la época colonial ha disminuido, San Felipe es una ciudad de importancia económica en el occidente de Venezuela.

Plaza Bolívar
Plaza Bolívar

Vista general de la ciudad
Vista general de la ciudad

Casa del Gobierno de San Felipe
Gobernación de San Felipe
Catedral
Catedral

Alrededor de la Plaza Bolívar se encuentran las edificaciones más importantes de la ciudad. La Gobernación, el palacio de Justicia y La Catedral. Esta última fue construida en obra limpia, con un diseño bastante moderno, adornado con vitrales que le dan una iluminación interna muy llamativa.
Uno de los paseos más interesantes que se pueden hacer en San Felipe es el de El Parque Museo El Fuerte. Construido en el lugar donde se encontraba la población colonial de la ciudad antes del terremoto de 1812. En este sitio se pueden observar ruinas de la ciudad en medio de un extraordinario trabajo de paisajismo. Además, en el museo se pueden apreciar los objetos hallados en las excavaciones realizadas posteriormente al desastre natural.

Parque Museo El Fuerte
Parque Museo El Fuerte

San Felipe tiene una altitud de 250 metros sobre el nivel del mar. La ciudad está localizada al pie de la sierra de Aroa, donde se encuentra el parque Nacional Yurubí. Esta ubicación le permite tener un clima agradable, rodeado de una exótica vegetación que hace a la ciudad muy hermosa. Una de sus mayores atracciones es el Parque de la exótica flora tropical, donde se puede disfrutar de la belleza de la exuberante flora de la región de la sierra occidental venezolana.

Flora en la región de la sierra occidental
Nenúfares del Parque de la exótica flora tropical
Nenúfares del Parque de la exótica flora tropical

Parque de La Exótica Flora Tropical
En el estado Yaracuy, muy cerca de San Felipe, se encuentra uno de los parques más grandes y bellos de América Latina: el Parque de la Flora Exótica Tropical. Como su nombre lo indica, está dedicado a mostrar 250 especies diferentes de plantas tropicales, de todas partes del mundo.


Parque de la Flora Exótica Tropical


El recorrido puede hacerse a pie, en carreta de caballos o en un carro eléctrico. Cualquiera sea el medio que elija, el disfrute de ese lugar es grande. La frescura de los árboles, los 5 millones de plantas que han sido sembradas en los últimos 10 años, la belleza de los "paisajes vivos" creados por el arquitecto paisajista y botánico Francés Jean Phillipe Thoze, hacen de este paseo algo inolvidable.


Carro eléctrico para el paseo




Al lado del parque se encuentra la Misión Nuestra Señora del Carmen, fundada en 1720 por Fray Joseph de Cádiz, un misionero capuchino, y alberga hoy en día varios restaurantes de primera calidad, un bar y un pequeño museo. El Monje, uno de los restaurantes, es posiblemente uno de los mejores del centro-occidente de Venezuela.



Si deseas pasar unos días en este fantástico lugar, lejos del stress de la ciudad, del ruido y en medio de la naturaleza, visita este parque ubicado a pocos minutos a la orilla de la autopista centro occidental tramo Barquisimeto - Puerto Cabello, cerca de la ciudad de San Felipe el fuerte, en el estado Yaracuy.




Horario del Parque
Recorrido en Carreta, Electro-móvil y a pie.
Lunes a Domingo de 8:00am a 5:00pm


Cuevas El Zumbador


La Cueva del Zumbador
La Cueva del Zumbador


Partimos de San Felipe, estado Yaracuy rumbo a las Cuevas del Zumbador; en el Municipio Palmasola del estado Falcón. El camino asfaltado nos acompaña hasta Yumare. Aún restan casi 2 horas “rústicas” para llegar a la casa del baqueano; pasando por El Charal. Luego 45 minutos a pie hasta la entrada de la cueva.

El camino a partir de Yumare es campestre. Arboles centenarios empinados sobre praderas y potreros, delimitados por estantillos, botalones y madrinas. A medida que nos adentramos hay menos vestigios de progreso y de humanidad. Los bosques de teca son parte de la retaguardia. Desde el “copete” de la montaña se puede divisar la mar. La cueva estuvo sumergida, y como evidencia hay abundancia de fósiles marinos incrustados en la tierra.


Barbas colgantes
Barbas colgantes


Árbol Centenario
Árbol Centenario

La vaquera del Vaqueano
La vaquera del Vaqueano


Desde el copete de la montaña
Desde el copete de la montaña


El baqueano convierte la faena del día en queso. Su hospitalidad se levanta entre tablas y piso de tierra. El “colao” no se hace esperar Recibo cuajada recién prensada y hasta un caracol “entierrado”.

La entrada a la cueva es a través de un río que nos cubre hasta media cintura y nos acompaña a diferentes profundidades, hasta el final… donde nos espera una poza de más de dos metros y medio de profundidad. El recorrido es de 600 metros húmedos y erguidos; siguiendo el cauce del río. Tomamos casi una hora de ida, llenándonos de arte en movimiento… pausado y milenario: estalactitas y estalagmitas. Murciélagos por doquier nos baten sus alas en duelo y nos retan a chirrido limpio. También abundan las arañas, cangrejos y los “zumbidos” de la plaga que nos aturde hasta casi el final de la cueva. 


Fluyendo dentro de la Cueva
Fluyendo dentro de la Cueva


La entrada desde adentro
La entrada desde adentro

Estalactita sobre el agua
Estalactita sobre el agua


Murciélago suspendido
Murciélago suspendido

Enjambre calcáreo y alado
Enjambre calcáreo y alado


Al salir de las tinieblas, nos espera la curiosidad de los “chucos” (monos), venidos en cambote de copa en copa. No solo los escuchamos. Nos llueven ramitas desde las alturas. El gavilán nos observa; así como a su bocado: el cangrejo de río.

El Cangrejo encuevado


Nos queda pendiente descubrir la fuente del río; el allende de la poza, toparnos con algún pez incoloro e invidente, y explorar cuevas aledañas.

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